miércoles, 3 de junio de 2009

Anoche, no me porté bien. Era tarde -la 1 de la mañana- y cuando Él vino a la cama, con deseos de follarme, yo arruiné sus ganas con quejas y lamentos. Después no podía dormirme. Debía ser complaciente con mi Dueño. Es mi obligación, pero sobre todo, es mi anhelo más profundo. Servirle, ser su juguete, que se sirva de mi cuerpo y de mi mente para su disfrute, para el mío...para que seamos más nosotros mismos. Porque sí, porque es nuestra forma de vida.
Así que estoy triste. Tanto, que deseo que me castigue por ello. Porque así debe ser. Porque me apasiona la disciplina doméstica y, sobre todo, porque las cosas funcionan mejor cuando Él me domina; cuando me castiga por nada y por todo. Cuando la vida cotidiana está atravesada por la disciplina a la que Él me obliga. No jugamos a roles, simplemente, nos dejamos llevar por los acontecimientos.
En todo caso, hoy ha utilizado el cane en mi culo, ya cargado de moratones de estos días atrás. Creo que he recibido más de 100 azotes de cane, aunque muy seguidos y poco fuertes, salvo los tres últimos, que me han dejado unas buenas marcas en las posaderas. ¿Serán estos azotes parte del castigo de los 500? Puede ser, o más probablemente, sea sólo un capricho de Dd, que ultimamente está muy mandón.
Echo mucho, mucho de menos que me encule. Sentir el calor hiriente de su enorme polla abriéndose paso en mis entrañas, mientras me deja sin aliento su mano firmemente apoyada en mi espalda. Ni un movimiento. Presa en tí....tu gacelita herida de muerte por amor. La petit mort....

0 comentarios: