viernes, 26 de junio de 2009

soledades

Hoy no tengo ganas. He tenido una mañana desesperante. Muy descorazonadora en casi todos los aspectos. Claro que también hay que contar con mi propio estado de ánimo que no es especialmente alentador.
Hoy me siento un poco vacía. Bueno, creo que la palabra exacta no es vacío, sino hueco. No es exactamente lo mismo. Procuro no hacer de esto más que un comentario, y sé que mañana el sol volverá a salir - o pasado mañana- y yo me sentiré bien. Pero mañana es quizá nunca jamás y eso es algo que hay que tener siempre muy presente: nada existe salvo un ahora continuo. ¿Dónde estará el mío, que sucede sin mí?
Ahora estoy en mi agujerito preferido, que es mi despacho. Y a estas horas, estoy sola. Frente a gente con nombre pero sin vida, que viene a ser estar todavía más sola; los fantasmas me asaltan, pero no los de verdad, que esos importan, pero no tanto, sino los que llegan sin cara y sin preguntar.
Estoy desanimada. Tengo ganas de reirme, de salir, de divertirme....de ser. Pero no tengo claro qué o quien soy en ete momento. Así que me quedo aquí, en mi pequeño limbo extraterrestre.
Lo dicho, estoy desanimada, o lo que es lo mismo, me siento sin alma....

Sonríe...no es para tanto. Nada lo es.

Valeria.

miércoles, 24 de junio de 2009

Enfados

Somos esclavos, somo Amos....pero antes que eso, somos humanos, personitas que tienen su carácter y su forma peculiar de hacer las cosas, de sentir, de mirar alrededor. ¿Qué debo hacer si percibo en mi Dueño un comportamiento infantil? ¿O injusto? ¿O que me enfada y condiciona? ¿ O que me entristece?
Supongo que la mayor tensión se vive en estas ocasiones, porque se entabla una lucha interior entre la esclava y la mujer, antes unidas, y ahora totalmente disociadas. Guerra abierta entre el deseo de sumisión, de obediencia permanente y el ansia de defender los propios valores y posiciones ante la vida, sus grandezas y sus miserias.
Yo soy una mujer...esclava. Tengo un Dueño que sujeta mi cuerpo y lo pule y moldea a su placer y conveniencia. Doy por sentado que eso, lejos de ir contra mí misma, lo que hace es engrandecerme, porque saca de mí lo que soy más intimamente. Me hace sentir segura y capaz de muchas más cosas. Por eso, casi siempre vence mi ansia esclava. Y bajo la mirada para que sea Él quien prevalezca. Le dejo caminos abiertos, libres, para que en su caminar no se encuentre conmigo como un obstáculo. No siempre lo consigo. Pero es lo que intento. A pesar de mí misma, de mis ilusiones personales, de mis deseos, de mis necesidades.
No es sencillo. No siempre es posible. Y ni siquiera sé si es bueno.
Como pasa con estas cosas, como diría un goreano: Gor no es justo, Gor es Gor.

martes, 23 de junio de 2009

Ayer tenía prohibido mirarme al espejo. Claro que es difícil reprimir el deseo de buscar las marcas del castigo sobre la piel desnuda. Echaba de menos la sensación constante de tibio malestar al sentarse, al caminar, al tocarme....esa forma tan tenue de recordar el momento del castigo y de mantener la sumisión de modo constante.
Es increible encontrarse en el trabajo, en la cotidianidad más rutinaria y sentir la picazón en el culo al más leve movimiento o con el roce de la ropa. Y sonreír para los adentros y sentir una felicidad inmensa.
Hacía muchisimo tiempo que no tenía el enorme privilegio de sentirme así. Y hoy, después del castigo de ayer, la tengo.
No fue un castigo insoportable, pero fue duro. Recibí 700 azotes con el cane. Mi Dueño me bajó al garaje por la noche, cuando todos en la casa dormían. Fui obligada a doblarme por la cintura y apoyar la palma de las manos en el suelo, sobre una alfombra puesta allí para nuestro uso particular. Claro que no todos los azotes fueron muy fuertes, pero despues de los primeros 300 ya empecé a estar saturada.
"Si levantas las palmas del suelo o haces algún movimiento, volveré a empezar", me decía mi Señor. Pero era imposible no moverse. El peso del cane cayendo sobre mi culo, con el vestido levantado y las bragas en los tobillos, era demasiado para poder mantenerse sin desplomarse en el suelo. Tuvo consideración, supongo que porque el castigo era ya muy duro, y no volvió a empezar, a pesar de mis constantes movimientos para esquivar los azotes.
Estuvo jugando con el saco de boxeo que tenemos colgado junto a la alfombra. Lo pensé porque ese saco cuelga de una cadena que está sujeta a una viga del techo. Yo he estado allí colgada en innumerables ocasiones, sobre todo cuando mi Amo desea azotarme con el látigo. Así no puedo moverme y el dispone de suficiente espacio para que el látigo, que mide 3 metros, pueda volar hacia mí sin obstáculos. Mi Amo sabe manejar bien el látigo. Pero no fui atada en esta ocasión.
Cuando terminaron los azotes, me mandó al rincón, con las manos detrás de la cabeza. Así estuve un ratito, no demaisado largo. Después me abrazó y me recordó quien era. Sólo soy un pedacito de carne. Sólo una esclava en sus manos.
"Quiero obediencia"
Subimos a la habitación. No debía estar contento, porque me tumbó boca abajo en la cama y me azotó 50 veces con el cane. Esta vez, fueron algo más fuertes. Como no me comporté correctamente, los últimos 3 azotes fueron fieros, me golpearón hasta casi romperme la piel y pensé que debía estar sangrando, por la terrible quemazón que sentía. Me toqué, ya que no tenía permiso para mirarme las marcas, y pude sentir tres líneas hinchadas recorriendo mis nalgas. Lloré.
Esta mañana, mi Dueño se mostraba muy satisfecho ante las marcas que lucía mi cuerpo. Y, dicho sea de paso, también yo.
No tengo derecho a ser follada. Se me niega el placer del sexo y sólo desea usar mi boca. Así que esta mañana, nada más despertarme, me ha llevado hasta su polla. Me la he metido en la boca y la he lamido con gusto. Pero no puedo tragarla entera, me provoca arcadas. Me gustaría ser mejor esclava, saber hacer las cosas mejor. Deseo seguir en este camino que hemos recomenzado y que no termina jamás: el de mi doma, el tallado de mi propio ser para convertirme en la esclava perfecta para Él. El llegar a ser mi yo más verdadero.

Gracias, Sir. Estoy viviendo un sueño a tu lado, del que no quisiera despertar jamás.

sábado, 20 de junio de 2009

trastadas

Estoy muy lejos de mi Señor. Aprovecho para hacer alguna que otra trastada. Mi deseo es irrefrenable; olvido que mi placer no me pertenece y corro tras él sin preocuparme de las consecuencias.

Cada vez que he tenido ocasión de hacerlo, me he masturbado. Han sido largas pajas llenas de fantasías y placeres prohibidos.

Podría sencillamente escribir "me he masturbado" en el listado de confesiones, pero prefiero hacerlo aqui, porque han sido bastantes veces y creo que este tema merece una atención especial. Porque no soy capaz de refrenarlo. Mi necesidad de sexo es tan apabullante que sólo el pensar en pasar 12 horas sin dedicarme a él, me hace sentir como desfallecida....con hambre. Y tengo mucha, mucha hambre.

jueves, 18 de junio de 2009

castigos sin sexo


Llevo ya 5 días sin follar. Estoy castigada. Todos los días mi Dueño me usa por el culo, pero nada más. Estoy siendo adiestrada y no merezco otra cosa. No me quejo, Amo, aunque no puedo más. Desearía llevarme tu polla a la boca, lamerla, tragarla, que te aferres a mi cabeza y me folles la boca. Deseo tumbarme boca abajo en la cama, y sentirla en la garganta.
Señor, sigue castigando mi cuerpo; modela mi alma para que te satisfaga plenamente. Debo aprender. Mi lugar está a tus pies.
Pero no creo que aprenda nunca, no consigo hacerlo bien. La rebeldía me gana y acabo necesitando que me azotes hasta hacerme llorar. Entonces sí, entonces corro a abrazarme a tí y me siento como una niña pequeña entre tus brazos.
¿Sabes lo que más quiero? Quiero mirarte y obedecerte sin rechistar. ¿Podrás conseguir eso de mí? Hacer que de mi boca brote siempre un Señor.... cuando me dirijo a tí. ¿Podrás conseguir de mí esa obediencia total y absoluta que haga que no me mueva cuando me castigas, que asuma rápidamente la posición que desees que adopte para recibir mi merecido castigo?
Haz de esta perra que tienes como esclava te sirva bien. Por favor, Amo, haz de mí una buena hembra para tu propio placer y el de aquellos a los que tú deseas que me utilicen.

me defino: soy una kajira

Pues sí....todo un descubrimiento el mundo de la contratierra. Ahora sé que soy una kajira. Amo, si quieres encontrar una forma bonita de llamarme y que no esté impura ni utilizada, llámame kajira valeria. Kajira.....¡me parece una palabra preciosa! Una esclava que ve brotar en su propia entraña la esencia misma de su esclavitud. Sinceramente, es lo que soy.

Desde hace algún tiempo le concedo cada vez más valor al protocolo. Creo que lo que hace que las cosas puedan torcerse en una relación entre un Amo y su esclava es la ausencia de aspectos protocolarios. No es que deba estar todo bajo unas formas irrealizables, pero si vivimos un 24/7 debemos asumir unas normas. Tanto vale para el Amo como para la esclava.

Adoro tanto la esclavitud....me hace sentir mujer, hembra, si, pero también me inspira y es la fuente de toda mi lucha por la Vida, con mayúsculas. Habito un universo infinito de posibilidades en el que todo está transido de luz, porque todo es contemplado a través de un prisma muy especial. Mi propio sometimiento, las formas a las que mi estilo de vida me obliga.

Hace algunos años me reía de los Amos que obligaban al tratamiento de Usted, o que daban mucha importancia a la forma de hablar o estar de una sumisa. Hoy, me parece algo necesario. Porque hace que estes siempre atenta, siempre pendiente y así, no puedes decaer. Lo mismo que odio que un Amo olvide los castigos, olvide que es Amo y que tiene una esclava a su cargo. No soporto a los Amos a medias. Y yo tampoco me permitiré ser una esclava a medias.

Kajira.....a los pies de su Amo. Lejos, allá lejos, en la contratierra. Ojalá existiera Gor más allá de nuestros corazones.

Una suplicante petición...

Amo, quiero lucir un collar de esclava. Uno bonito, con el emblema BDSM. Sería tan feliz.....

He encontrado un lugar dónde parece que se pueden encargar:

http://es.geocities.com/bdsm_canarias/


Por fa. por fa, por fa....¿Si? Y ya puestos, el anillo de O....

Y si alguien lo identifica, pues mejor que mejor. Luciré mi esclavitud con orgullo.

Igual se puede grabar mi nombre: valeria{Dd} Eso ya sería la bomba!!!!

miércoles, 17 de junio de 2009

De amor en tiempos de guerra

Mi mañana es extraña. Trabajo y mucho, pero me siento insegura dentro de mí y eso me vuelve vulnerable. No sé muy bien a qué responde esto que siento. Tal vez a que me veo un poco bloqueada por todas las cosas que nos están pasando ultimamente. Pienso en lo que supondrá la muerte en nuestro hogar que, sin ser tranquilo, vívía de un modo razonablemente apacible. Será eso, que cuesta adaptarse al dolor y a la tristeza aunque se hayan vuelto permanentes.
Trato de hacerme a la idea de que yo soy quien debo resistir con una sonrisa en los labios. Porque es la parte que debo hacer yo, mi papel en esta historia tan larga, que llega a su amargo desenlace. Pero me siento marioneta de los días y mi caminar se ha transformado en un vagar con rumbo, pero sin alma.
Y en la niebla de mis ojos, resalta tu imagen contundente. Eres mi luna en esta noche sin estrellas. No hago otra cosa que perseguirte a cada instante, para no perderte de vista. Eres toda mi luz. Siento que moriría sin tus azotes, sin tu mano cada vez más firme y dura sobre mi piel. Quiero más. Lo necesito, es lo que me hace respirar cada bocanada de aire y tener fuerza para seguir con una sonrisa en los labios. ¡Que maravillosa es la vida cuando tú estás en ella de esta forma tan intensa! Me salva de todo mal. Tu abrazo después de los azotes y la humillación de mi carne es la paz absoluta, el bienestar y la seguridad. Me devuelve a mi esencia y a mi vida, tal como yo la comprendo y la vivo.
Sé que casi nadie podrá compartir esto conmigo. Soy una esclava. Nací esclava y así es como desearía morir. Mi cuerpo es el hogar de las marcas de tu poder y el recipiente de tu semen y tu aliento. Mi cuerpo es un juguete para tu placer y un ojeto de tu deseo más escondido. Te soy cuando me eres. Somos uno y sólo unidos en el dolor que me producen tus castigos nos completamos y nos volvemos plenos.
A pesar de todo y de tanto, seguiremos siendo nosotros mismos, seguiré siendo tu puta, tu zorra y perra esclava. Aunque después seque las lagrimas que me produce tu fusta para volver a cubrirme las mejillas con más llanto.
Te amo, mi Señor. Mi corazón se vuelca en tí y se desparrama entre tus manos cálidas. Dame tu severidad y tu fuerza. Me hacen ser mucho mejor persona. Mucho más íntegra y más capaz de soportarlo todo.
Gracias por este tiempo tan maravilloso que me brindas al castigarme, por pensar en castigos para mí, por recordarme que soy arena entre tus manos.

Te amo, mi Señor.

martes, 16 de junio de 2009

Vas a azotarme esta noche también. Como cada noche. Después, como cada noche de esta semana, me follarás en culo, porque para que me des placer, me lo tengo que ganar. Y hoy no me lo he ganado. Tampoco hoy.
Es curioso, porque no tengo ganas. ¿Qué pasa cuando no me siento tu perra en celo? ¿Cuando no soy esa puta desinhibida que se arrodilla para tantear tu polla debajo de los pantalones, suplicando con sus manos aferradas a tus piernas que le permitas comerte los huevos?
¿Qué hago con mis días apagados, con esos momentos en los que siento vacío, pena o sencillamente, desgana?

Pasa que, como tú dices, ser una esclava no es nada fácil. Pasa que yo no marco tu calendario. Pasa que no queriendo, quiero.

Amo, castígame hoy un poco más que ayer. Para que no se me olvide que soy tuya. Márcame con la fusta y hazme dormir caliente, con lágrimas en los ojos y abrazada a tí. Como cada noche. Me estaré muy quieta, como a ti te gusta. Te daré las gracias tras cada golpe de fusta, justo después de morderme los labios ahogando así un gemido doloroso; o un basta; o una queja. Y después, oblígame a abrirme bien el culo para dejarle paso a tu polla. Clávamela bien fuerte, y muevete arrastrándome sobre las sábanas con tu fuerza. Córrete dentro de mí y después aplástame con tu cuerpo vencido sobre el mío. Y así, susúrrame que soy sólamente una zorra a la que encular.

Señor, soy una puta, una perra que no existe más que para respirar tu aliento. Para sentirte, para obedecerte. Polvo y agua entre tus manos. Como debe ser.

domingo, 14 de junio de 2009

Regreso

- "llegaré tarde, hay mucho atasco en la carretera. Pero cuando llegue te daré 10 azotes con el cane"
- ¿Por qué?
- Estás muy respondona y debo castigarte. Además, los Amos no necesitan un por qué. Hay que domarte.
- Tú no puedes domarme.
- A tí a 100 como tú. Y ahora son 15 con el cane. Sigue así, que vas muy bien. A la hora que sea, te despertare, te sacaré de la cama y te azotaré. Me dará igual que estés dormida. Eres una esclava y obedecerás.
- No quiero.
- Y si te mueves, volveré a empezar. Vas a aprender a no responder. Te voy a tener bien derechita.
- Si estoy dormida no debes despertarme. No quiero.
- Ya son 20. Venga, sigue respondiendo, que vas bien. No pararé de domarte hasta que no contestes "Si, Señor" a cada cosa que te mande. Y si te digo que te voy a azotar, diras "Yes, Sir". Y nada más. Eres mi esclava y te comportarás como tal.

Y aquí estoy....esperando. Me aterra dormirme y que me despierte para castigarme. Pero tengo sueño y quiero dormir. Tardará bastante en llegar a casa, había un atasco monstruoso en la carretera.
Gracias Señor por domesticarme. Quiero vivir como una esclava. Quiero que cada vez que decidas azotarme, conteste sólo un "si, Señor" y adopte la postura en la que quieras que permanezca mientras me sometes al castigo. Quiero no moverme y darte las gracias por el precioso dolor que me produces. Es mi regalo más bonito. Es la manera en la que me encuentro cara a cara con mi destino. La forma en la que soy feliz. Te quiero.

Un día cualquiera

Me he despertado y te he echado de menos. Voy a buscarte a la cocina, con los ojitos todavía algo cerrados por el sueño. Anoche me acosté muy tarde y todavía es temprano.
Te miro, recogiendo todos los restos de la cena de anoche con unos amigos. Esos pantalones cortos que llevas te marcan bien el culo. Me provocan y caigo en sus redes, trato de bajártelos y me riñes por no dejarte recoger tranquilo. Y como soy una esclava, no puedo evitar confesarte que anoche fumé después de que tú te acostaras. Estás tan asombrado que no me crees, pero te aseguro que es cierto. Por si acaso, me das varios azotes con la cuchara de madera -¡uf, como duele!- y me prometes 100 azotes por cada cigarrillo fumado. Por un instante, casi preferiría que creyeras que sólo es una de mis bromas. Pero no lo es y siento un escalofrío.
Quieres prepararme el desayuno, pero tengo prisa y debo irme a trabajar. Ah, debo irme con el culo bien caliente, así que me subes a "la oficina". Y de nuevo la "postura novedosa": de rodillas sobre el banco de castigo, las manos apoyadas en el suelo, las piernas abiertas y el culo bien alto. Es una posición muy incómoda y los azotes me golpean en la parte baja del culo, donde más duele.
Intentas enseñarme a no moverme cuando me estás castigando. Así que cada vez que me llevo las manos al culo para aliviar el escozor, o me muevo para evitar los azotes, vuelves a empezar. Casi nunca doy las gracias tras cada golpe, así que: vuelves a empezar. Al final, ya ni sé cuantos me he llevado. El culo me arde y está bien rojo. Listo para ser follado. Tu polla me atraviesa la carne y la siento como nunca la he sentido. Tengo el culo expuesto totalmente y a merced de todos tus caprichos. Entras y sales de mí con la naturalidad de quien entra en su propia casa. No podría vivir sin que me encularas constantemente. Es algo que necesito casi con fiereza. No me produce placer sexual, aunque me hace sentir no sólo castigada como a una puta a la que se le niega su sexo haciendola sentir sólo un objeto usado para el placer ajeno, sino que el dolor de las embestidas de tu cuerpo dentro del mío son mi símbolo más preciado de sumisión. Supongo que soy un poco fetichista del castigo al culo, porque no hay fantasía mía en la que no se me castigue a llevar dildos, plugs, vibradores inmensos....por todas partes.
Me visto y voy a trabajar. Ya no me duele el culo. Es una pena. Desearía que el castigo durara eternamente.

sábado, 13 de junio de 2009

Rumiando viviencias


Al abrigo del sofá y mi mantita verde, dejo ir mi mirada a la linea de horizonte que dibujan las montañas que se ven más allá de mi jardín. De un verde más vivo, los árboles la quiebran y emborronan y, cuando la brisa los mece, me sacan de la quietud en la que deseaba ensimismarme para revivirme dentro en mi último castigo. Así que voy y vengo, rumiando viviencias pasadas.
Es curioso. Hace apenas un mes hubiera dicho que se nos había olvidado nuestra forma de vivir. Me entristecía al recordar nuestros primeros días de convivencia, cuando yo le recibía de rodillas en casa; le quitaba los zapatos y hundía su polla en mi boca para saludar. Me volvía loca hacer eso.
Cuando mi Amo se ponía cómodo, yo le presentaba mi diario y él leía en él todo mi día, incluyendo las faltas. Yo esperaba a que terminara muy quieta sobre sus rodillas, boca abajo y con el culo descubierto. Esperando que Él decidiera castigarme por lo que allí había escrito.
En aquel tiempo vivíamos solos. En casa acostumbraba a ponerme el collar. Algunas veces también las tobilleras y muñequeras de cuero. Todo lo que existía en nuestro hogar estaba atravesado de D/s. Fueron tiempos muy felices para mí. También fueron duros, no siempre me apetecía llevar un plug en en culo durante toda la tarde...por poner un ejemplo. Pero él siempre dijo que ser sumisa no es fácil.
En aquel tiempo firmamos nuestros contrato. Fue muy especial. Algún día hablaré de lo que supuso para nosotros ese momento y el cuidado con el que lo preparamos.
Después, la vida se nos complico cada vez más y creo que nos dejamos arrastrar por la corriente de la rutina y la desgana. Vivir una relación de Amo/esclava supone tiempo y esfuerzo. Una esclava debe sentirse siempre sometida y eso exige del Amo dedicación e imaginación constantes.
Pero las cosas están cambiando para mejor. Prácticamente soy azotada a diario. Enculada y sometida. Su gesto es de nuevo el de un Amo. Y yo ardo en deseos de sumisión. Sé que no tengo límites y que es El quien debe frenarme, pero este ritmo creciente de firmeza y doma, me están viniendo muy bien para resituarme. Me siento bastante contenta por ello y le agradezco a mi Dueño lo que hace por nosotros.

Gracias con toda mi alma, que es tuya.
Valeria{Dd}

jueves, 11 de junio de 2009

Más adentro...

Me azotas cada noche. Dices que estoy en doma, que debo aprenden a obedecerte y a ser una buena esclava. A tener los ojos puestos en tí. Vienes tarde, no preguntas. Destapas mi cuerpo, ya cálido y al abrigo de las mantas y los sueños y me haces poner a cuatro patas sobre la cama. No soy rápida -estaba dormida- y me "ayudas" a separar mis piernas con el cane. Lo llevas hasta lo más alto y se incrusta entre los labios de mi coño. Deseas que mis piernas estén bien abiertas. Percibo cierta humedad en mi entrepierna. Me soprende, porque no estoy excitada - ¿o si?- y tu voz me devuelve a la realidad de lo que soy cada minuto de mi vida: tuya.
Me castigas. Y no eres blando conmigo. Pretendes marcarme. Sé que eso es bueno y me alegro con cada golpe de cane sobre mis nalgas.
Terminas de azotarme y me das la vuelta sobre la cama, con brusquedad. Me preguntas mi nombre: "valeria", te respondo. Y sonries. Me llamas puta, me abres el culo y dejas tu leche en mis tripas. Vuelvo a dormirme abrazada a tu cuerpo; enroscada en él como si eso me hiciera invencible.

Amanece. Te levantas antes que yo. Me azotas cada mañana....

martes, 9 de junio de 2009

Sensaciones extrañas

Estamos pasando un doloroso momento personal. Nos enfrentamos a la muerte de alguien muy cercano y yo trato de superar una angustia muy profunda que llega a inmovilizarme emocionalmente.
Y, es muy curioso...pero en estos momentos en los que pudiera pensarse que todo se detiene, que nada sexual tiene cabida cuando una realidad triste se impone y lo colma todo, brota con fuerza la NECESIDAD de sumisión en mí. Tal vez se justifique por una percepcción de mi misma como incapaz de asumir ciertas cosas o de poder estar a la altura. No lo sé, y tampoco me detendré a hacer elucubraciones absurdas. No siento una dependencia enfermiza de mi Señor. Podría vivir sin él. Es algo que sé. Aún así, mi cuerpo entero y toda mi alma le buscan de una forma especial: le deseo fuerte, cercano pero firme. Necesito a mi Amo. Necesito vivirme como esclava en cada instante, sobre todo, ahora.
Mi enorme deseo de esclavitud me desconcierta y me hace sentir de una forma muy extraña. No me importa demasiado averiguar el por qué -nada de psicologías coca-cola, por favor- y sí me importa dejarme llevar un poco. Dejar que sea él quien me tome de la mano y me guíe. Sentir sus marcas en mi cuerpo y su voz amenazante flotando en mi cabeza.
No se trata de frivolizar nada. Pero si eres mujer sientes, vives e integras la información como mujer; si eres sumisa, además, lo harás como sumisa. En conclusión, viviré mi propia existencia desde lo que soy: una esclava. No se me ocurre mejor manera de hacer las cosas. Ninguna más adecuada ni más mía.
Por eso me han producido alivio las palabra de mi Amo esta mañana: "esta tarde voy a follarte el culo".
Pudiera parecer que no viene a cuento. Nada de eso. Es increible lo que he sentido al escucharle hablarme de esa forma. Mi Dueño desea follarme por el culo; es su deseo que permanezca abierto para su disfrute. Posiblemente sólo me usará por esa vía, sin darle placer a mi coño, que ya arde sin que su propia agua pueda apagar el fuego.
Si ahora mismo un geniecillo maligno me concediera un deseo, sólo tendría uno: sentir como esclava las 24 horas del día. Que algo así fuera posible.

sábado, 6 de junio de 2009

Como una perra




A cuatro patas, como un animalito indefenso. Toda mi sexualidad expuesta sin más, para que tú o quien tú decidas, tenga un facil y cómodo acceso. Decides castigarme. Y deseas, además, que el castigo sea lento y progresivo. Empezarás por unos azotes con el látigo de colas, que van dando color a mi espalda, a mi culo, a mi coño y a mis tetas. Te tomas tu tiempo calentandome, en todos los sentidos; y te detienes en mi culo. Va a ser el centro del castigo de hoy.
Como debo ser adistrada en la quietud y el silencio, introduces una pequeña polla ni boca, a modo de mordaza, que se cierra en mi nuca y tensa las comisuras de mis labios, de un modo ligeramente doloroso: con el paso del tiempo, será bastante duro de soportar. Pero hoy, no te importa demasiado. Debes enseñarme a obedecerte. Mantener mi vida puesta en tí, en todos sus instantes. Mi anhelo es mirarte con la pasión de la obediencia ciega; es pertenecerte con ese sesgo que da la realidad de las cosas, el sentir que nunca olvidas que soy tu esclava y así me lo demuestras. Como algo natural. Tan natural que hace que puedas estar disertando con personas totalmente ajenas a nuestra forma de vivir mientras compruebas que he cumplido la orden de llevar puesto toda la mañana el plug en culo, y le das un empujón discreto para que se me adentre, empalándome un poco más si cabe.
Me miras. Observas con atención tu obra: todavía quedan "huecos" que llenar. Así que introduces ante mí dos plugs de los más grandes que tenemos en los dos orificios del arnés de castigo. Quedan apuntando mi cuerpo, amenazantes, dispuestos a perderse en mis orificios a golpe de tu impulso fiero, severo, y permanecer allí, cómodamente instalados y a salvo de "caidas" por la presión de las correas del arnés, fijas en mi entrepierna y en mi cintura. La sensación de estar llena me supera y comienzo a sentir un calor reconocible en mi coño, al mismot tiempo que estalla en breves palpitaciones. Y percibo en ese mismo instante, la punzada del deseo. Quiero follar.
Aprovechas que estoy mojada para ahorrarte lubricante. Quieres que sienta un poco de dolor cuando introduces los dos plugs y aprietas las correas del arnés.
Buscas en las bolsas en las que guardas tus juguetes y encuentras algunas pinzas, que colocas sin miramientos en mis pezones y en los labios de mi coño, algo hinchados ya por la presión del arnés.
Sujetas mi pelo y me obligas a mirarte. Creo que me ves preciosa. Sometida, humillada. Por tí. Para tí. Tal y como tú has deseado.
Te detienes unos instantes que me parecen eternos y después vuelves tu cuerpo para seguir buscando entre las bolsas. ¿Qué más puedes hacerme?
Puedo ver tu cuerpo de espaldas. Me excita enormemente. Y la presión del arnés adueñándose de mi recto se intensifica. Deseo correrme.
Pero las punzadas en las rodillas, que indican que debe haber pasado bastante tiempo desde que me dejaste a cuatro patas, me devuelven a un presente en el que acabas de encontrar con qué seguir castigando a tu esclava: el revenque.
Con cada golpe del revenque en el culo todo mi cuerpo se estremece. Mis pechos se mueven y las pinzas con ellos, recordándome que siguen ahí, al igual que toda mi entrepierna, agitada por todos los elementos extraños que tratan de hacer cuerpo en mis entrañas. Mi mente duda entre cerrar las piernas y sentir el dolor de las pinzas y las pollas de plástico, o abrirlas más, para ofrecerte mi culo y te resulte cómodo azotarme.
Tu voz aparece y se adueña de todo el aire, superando incluso los constantes chasquidos del revenque al caer sobre mi piel desnuda. Me recuerdas lo puta que soy. Que soy tu perra y que a las putas perras hay que tratarlas como lo que son. Y yo, que ya no puedo más, quiero llorar. Ahora deseo que me abraces, que me folles, que sigas, que pares...y todo se pierde en tí. He dejado de serme para serte. Y nada importa salvo tú. Tú y si me miras o no, Tú y el poder absoluto que tienes sobre mí. Eres Dios.
Querría decírtelo pero tengo una polla en la boca. Deseo pedirte que me hundas la polla en el culo, que quiero tu carne y tu piel marcando mi ser de puta; pareces leer en mis ojos y me quita sel arnés y las pinzas para clavar tu polla en mi culo. Siento su vaivén fiero rompiendo sus bordes y un grito se ahoga en mi garganta, preso de la odiosa mordaza. Pero es mejor que siga ahí, porque estoy demasiado excitada y en mi mente siento deseos de insultarte, de pegarte, de agotarme peleando para no rendirme a tí, que es lo que más quiero en este mundo. Desgastarme en tí en una dependencia total.
Tus palabras jadean y se entrecortan entre tus labios. Sujetas mi pelo y me obligas a levantar la cabeza para escucharlas bien, para hacerlas carne en cada una de las marcas que has dejado en mí. Soy tu perrita guarra. Soy tu puta esclava. Te obedeceré. Acataré tus órdenes con docilidad. Te pertenece mi cuerpo, te pertenece mi alma. Valeria....

jueves, 4 de junio de 2009

Noche de ausencia


Hoy no estás. Deseo que el sueño me venza y que aparezcas en él. Para sentirte cerca. Para que me atrape el miedo a tu firmeza con la misma intensidad que el amor a tus ojos y a tu sonrisa. ¿Cuál es realmente el motor del universo, Amo? Tal vez una mezcla indisoluble de ambos. Tal vez funcionen de una forma muy especial los engranajes de mi mundo. Me da por pensar que el motor que me anima, eres Tú, mi Señor.
No estás, no. Yo, que desde hace varios días siento tu fuerza sobre mí, cotidiana. Me he mirado al espejo, quería verme los moratones que dejaron tus castigos sobre mí. Y hoy mismo cuando me has azotado sin descanso, buscando macarme como a la perra que soy. Marcada como una res, para que todos puedan ver quien es su Dueño. A quién pertenece.
Pero he sido remolona, Señor. No he corrido a mostrarme desnuda ante tí para asumir el castigo que has decidido aplicarme. He pretendido dejar pasar un tiempo precioso para que tuvieras que irte y no me azotaras más. A pesar de ello, has encontrado el modo de hacerlo y me has vuelto a colocar con el culo expuesto ante tí, los codos apoyados sobre el banco de castigo -que ya viene siendo el lugar habitual- con las bragas en los tobillos.
Iban a ser 25 azotes con el cinturón. Pero me he movido varias veces y no has tenido más remedio que volver a empezar. Así debe ser, debo aprender, poco a poco, a estarme muy quieta cuando me azotas.
He besado con amor tu mano después del castigo. La hubiera lamido....todavía con el olor del cuero entre tus dedos.
Y te amo cuando me tratas como a una puta. Cuando me humillas dejándome sin sexo sabiendo que me arden las entrañas. Te amo más cuando te siento Amo, Dueño de mi vida, de mis pensamientos todos, de mis días.
Pido Señor que me enseñes a ser mejor esclava. A sentir la distancia entre tu y yo sabiendo que hay un látigo entre nuestros cuerpos -o un cane, o una fusta, o un cinturón, o una zapatilla....- que me recordará siempre que existo para obedecerte. Que sólo soy una puta sumisa: polvo y agua.

miércoles, 3 de junio de 2009

Pasta de dientes

¡Odio la pasta de dientes, odio la pasta de dientes y odio la pasta de dientes! Lo escribiría 100 veces...odio la pasta de dientes en mi coño y dentro de mi culo.

Pasta de dientes

¡Odio la pasta de dientes, odio la pasta de dientes y odio la pasta de dientes! Lo escribiría 100 veces...odio la pasta de dientes en mi coño y dentro de mi culo.

Anoche, no me porté bien. Era tarde -la 1 de la mañana- y cuando Él vino a la cama, con deseos de follarme, yo arruiné sus ganas con quejas y lamentos. Después no podía dormirme. Debía ser complaciente con mi Dueño. Es mi obligación, pero sobre todo, es mi anhelo más profundo. Servirle, ser su juguete, que se sirva de mi cuerpo y de mi mente para su disfrute, para el mío...para que seamos más nosotros mismos. Porque sí, porque es nuestra forma de vida.
Así que estoy triste. Tanto, que deseo que me castigue por ello. Porque así debe ser. Porque me apasiona la disciplina doméstica y, sobre todo, porque las cosas funcionan mejor cuando Él me domina; cuando me castiga por nada y por todo. Cuando la vida cotidiana está atravesada por la disciplina a la que Él me obliga. No jugamos a roles, simplemente, nos dejamos llevar por los acontecimientos.
En todo caso, hoy ha utilizado el cane en mi culo, ya cargado de moratones de estos días atrás. Creo que he recibido más de 100 azotes de cane, aunque muy seguidos y poco fuertes, salvo los tres últimos, que me han dejado unas buenas marcas en las posaderas. ¿Serán estos azotes parte del castigo de los 500? Puede ser, o más probablemente, sea sólo un capricho de Dd, que ultimamente está muy mandón.
Echo mucho, mucho de menos que me encule. Sentir el calor hiriente de su enorme polla abriéndose paso en mis entrañas, mientras me deja sin aliento su mano firmemente apoyada en mi espalda. Ni un movimiento. Presa en tí....tu gacelita herida de muerte por amor. La petit mort....

Tristezas


Anoche, no me porté bien. Era tarde -la 1 de la mañana- y cuando Él vino a la cama, con deseos de follarme, yo arruiné sus ganas con quejas y lamentos. Después no podía dormirme. Debía ser complaciente con mi Dueño. Es mi obligación, pero sobre todo, es mi anhelo más profundo. Servirle, ser su juguete, que se sirva de mi cuerpo y de mi mente para su disfrute, para el mío...para que seamos más nosotros mismos. Porque sí, porque es nuestra forma de vida.
Así que estoy triste. Tanto, que deseo que me castigue por ello. Porque así debe ser. Porque me apasiona la disciplina doméstica y, sobre todo, porque las cosas funcionan mejor cuando Él me domina; cuando me castiga por nada y por todo. Cuando la vida cotidiana está atravesada por la disciplina a la que Él me obliga. No jugamos a roles, simplemente, nos dejamos llevar por los acontecimientos.
En todo caso, hoy ha utilizado el cane en mi culo, ya cargado de moratones de estos días atrás. Creo que he recibido más de 100 azotes de cane, aunque muy seguidos y poco fuertes, salvo los tres últimos, que me han dejado unas buenas marcas en las posaderas. ¿Serán estos azotes parte del castigo de los 500? Puede ser, o más probablemente, sea sólo un capricho de Dd, que ultimamente está muy mandón.
Echo mucho, mucho de menos que me encule. Sentir el calor hiriente de su enorme polla abriéndose paso en mis entrañas, mientras me deja sin aliento su mano firmemente apoyada en mi espalda. Ni un movimiento. Presa en tí....tu gacelita herida de muerte por amor. La petit mort....

martes, 2 de junio de 2009

Anoche Dd se acostó demasiado tarde y cansado como para darme los 6 azotes con el cane que me había prometido. Pensé que se le habían olvidado.
Nada más levantarse, fue al armario y volvió rasgando el aire con el cane. Si yo apenas estaba despierta.....y no sólo no fueron 6 sino 30, sino que poco después, cuando ya estaba inmersa en las tareas del trabajo, recibí un primer mensaje al móvil, seguido de otros cuantos más, que transcribo sin más con mis respuestas correspondientes:

- "Hoy recibirás 500 azotes"
-"¿No parecen demasiados, Sir? Pero si tú lo decides...Pero estoy bastante dolorida con el cane de esta mañana.
-"Hoy tendrás fusta, que para eso eres una yegüita"
-"Esa fusta que tienes no es de verdad, además hace demasiado ruido"
-"Ya verás cuando llegue la de verdad" (estamos esperando una fusta con mango de plata)
-Pues me genera cosas raras por dentro, pero creo que mi balanza se inclina más por la curiosidad y el deseo. Pero...¿¿¿500 fustazos???"
-" En tandas. Por ahora llevas 25. Te quedan muchos y con diferentes instrumentos.

Fin de la conversación. ¿Qué os parece? Veremos en qué acaba el día. Ya os contaré.

¿500 azotes?


Anoche Dd se acostó demasiado tarde y cansado como para darme los 6 azotes con el cane que me había prometido. Pensé que se le habían olvidado.
Nada más levantarse, fue al armario y volvió rasgando el aire con el cane. Si yo apenas estaba despierta.....y no sólo no fueron 6 sino 30, sino que poco después, cuando ya estaba inmersa en las tareas del trabajo, recibí un primer mensaje al móvil, seguido de otros cuantos más, que transcribo sin más con mis respuestas correspondientes:

- "Hoy recibirás 500 azotes"
-"¿No parecen demasiados, Sir? Pero si tú lo decides...Pero estoy bastante dolorida con el cane de esta mañana.
-"Hoy tendrás fusta, que para eso eres una yegüita"
-"Esa fusta que tienes no es de verdad, además hace demasiado ruido"
-"Ya verás cuando llegue la de verdad" (estamos esperando una fusta con mango de plata)
-Pues me genera cosas raras por dentro, pero creo que mi balanza se inclina más por la curiosidad y el deseo. Pero...¿¿¿500 fustazos???"
-" En tandas. Por ahora llevas 25. Te quedan muchos y con diferentes instrumentos.

Fin de la conversación. ¿Qué os parece? Veremos en qué acaba el día. Ya os contaré.

lunes, 1 de junio de 2009

Esta tarde hemos ido a nuestra vieja casa. A recoger las últimas cosas que allí quedaron, esparcidas por el garaje. Hay polvo, telarañas y, no sé por qué, me han venido a la mente escenas de esas mazmorras que tanto me gustan y me entretengo en buscar por internet.
Me siento guapa hoy; un vestido estampado que tú elegiste para mí, las sandalias con tacones que -oh maravilla- no me hacen daño en los pies. Las uñas pintadas de rojo, que contrasta con el blanco lechoso de mi piel. Sí, estoy muy guapa hoy y trato de que tú también lo veas así.
Ultimamente te he echado en cara que no "juegas" conmigo. Yo, que tengo alma de juguetito, dejada estar en una estantería en la habitación de un niño. Deseo divertirte, ser para tu juego, provocar en tí fantasías irrefrenables con ansia de realidad.
Pareces leer mi pensamiento. De pronto, atrapas mi brazo con una férrea suavidad y me sitúas en la columna central de nuestro antiguo garaje: "quédate quieta ahí, hasta que yo vuelva"
Silencio en el que se pierden tu pasos subiendo la escalera. Escucho el brotar del agua en el cuarto de baño de arriba. Te lavas las manos...sí, has dicho que ibas a lavarte. Casi no lo recuerdo, perdida mi mente en la orden de permanecer....quieta, espactante. Temerosa. Y de nuevo pasos en la escalera. Ya estás conmigo. En mí. Todo lo demás, ha dejado de existir.
Veo, al mirarte de reojo desde la incómoda posición que me haces adoptar, que has cogido una de las varas que compramos para sujetar el falso seto a la verja del porche. Es verde, larga, densa.
Y golpeas mi culo. El vestido amortigua tus golpes, pero aún así, me duelen. Ya no aguanto como antes, ¿recuerdas? Me dejabas muchas marcas. No me dejas tocarme, ni moverme. ¡Es tan difícil! Golpeas cada vez más fuerte. Sé que no es un castigo, así que intuyo que no vas a hacerme demasiado daño, pero uf...duele bastante. Quiero que pares, pero quiero que sigas. La eterna contradicción.
"El vestido arriba. Las bragas abajo". Me abres las piernas con golpes en la cara interna de los muslos. Y me propinas un par de azotes en el coño, para que recuerde que no debo masturbarme, ni utilizar los consoladores cuando tú no estás y, sobre todo, cuando no me das permiso.
Ahora los azotes son mucho más dolorosos. Sigo sin poder tocarme ni moverme. Cuando dejas la vara junto a mí, apoyada en la columna, veo que se ha doblado. Y me siento orgullosa de tus azotes. Y te amo.
Te quitas el cinturón. No necesito verlo. Sé cuando te lo quitas. Es impresionante verte quitándote el cinturón. Lo percibo por ese sonido tenue del cuero atravesando las travillas del pantalón. Me azotas con él. Y te doy las gracias, apretando los dientes, tras cada latigazo. Me gusta que seas mi Dueño.
Cuando decides que ya no vas a azotarme más, me clavas la polla de golpe. el culo me arde todavía. ¿Tendré marcas? Quiero verme....
Me va a estallar la cabeza. Mi entrepierna palpita como si el corazón se hubiera dejado caer tripas abajo y tratara de hacerse hueco para salir por mi coño. Te corres dentro de mí. Y me subes las bragas. Después, toca ir a hacer la compra, marcada por tu mano y por tu aroma sobre y dentro de mi cuerpo. Soy muy feliz.

Despedida de la vieja casa

Esta tarde hemos ido a nuestra vieja casa. A recoger las últimas cosas que allí quedaron, esparcidas por el garaje. Hay polvo, telarañas y, no sé por qué, me han venido a la mente escenas de esas mazmorras que tanto me gustan y me entretengo en buscar por internet.
Me siento guapa hoy; un vestido estampado que tú elegiste para mí, las sandalias con tacones que -oh maravilla- no me hacen daño en los pies. Las uñas pintadas de rojo, que contrasta con el blanco lechoso de mi piel. Sí, estoy muy guapa hoy y trato de que tú también lo veas así.
Ultimamente te he echado en cara que no "juegas" conmigo. Yo, que tengo alma de juguetito, dejada estar en una estantería en la habitación de un niño. Deseo divertirte, ser para tu juego, provocar en tí fantasías irrefrenables con ansia de realidad.
Pareces leer mi pensamiento. De pronto, atrapas mi brazo con una férrea suavidad y me sitúas en la columna central de nuestro antiguo garaje: "quédate quieta ahí, hasta que yo vuelva"
Silencio en el que se pierden tu pasos subiendo la escalera. Escucho el brotar del agua en el cuarto de baño de arriba. Te lavas las manos...sí, has dicho que ibas a lavarte. Casi no lo recuerdo, perdida mi mente en la orden de permanecer....quieta, espactante. Temerosa. Y de nuevo pasos en la escalera. Ya estás conmigo. En mí. Todo lo demás, ha dejado de existir.
Veo, al mirarte de reojo desde la incómoda posición que me haces adoptar, que has cogido una de las varas que compramos para sujetar el falso seto a la verja del porche. Es verde, larga, densa.
Y golpeas mi culo. El vestido amortigua tus golpes, pero aún así, me duelen. Ya no aguanto como antes, ¿recuerdas? Me dejabas muchas marcas. No me dejas tocarme, ni moverme. ¡Es tan difícil! Golpeas cada vez más fuerte. Sé que no es un castigo, así que intuyo que no vas a hacerme demasiado daño, pero uf...duele bastante. Quiero que pares, pero quiero que sigas. La eterna contradicción.
"El vestido arriba. Las bragas abajo". Me abres las piernas con golpes en la cara interna de los muslos. Y me propinas un par de azotes en el coño, para que recuerde que no debo masturbarme, ni utilizar los consoladores cuando tú no estás y, sobre todo, cuando no me das permiso.
Ahora los azotes son mucho más dolorosos. Sigo sin poder tocarme ni moverme. Cuando dejas la vara junto a mí, apoyada en la columna, veo que se ha doblado. Y me siento orgullosa de tus azotes. Y te amo.
Te quitas el cinturón. No necesito verlo. Sé cuando te lo quitas. Es impresionante verte quitándote el cinturón. Lo percibo por ese sonido tenue del cuero atravesando las travillas del pantalón. Me azotas con él. Y te doy las gracias, apretando los dientes, tras cada latigazo. Me gusta que seas mi Dueño.
Cuando decides que ya no vas a azotarme más, me clavas la polla de golpe. el culo me arde todavía. ¿Tendré marcas? Quiero verme....
Me va a estallar la cabeza. Mi entrepierna palpita como si el corazón se hubiera dejado caer tripas abajo y tratara de hacerse hueco para salir por mi coño. Te corres dentro de mí. Y me subes las bragas. Después, toca ir a hacer la compra, marcada por tu mano y por tu aroma sobre y dentro de mi cuerpo. Soy muy feliz.

Breves espacios en los que estás

Este "breve" espacio al que comenzamos a dar forma hoy, es todo un Universo para nosotros. Al menos, y disculpa Sir mi atrevimiento, lo es para mí.
Todo lo que nos rodea, todo lo que somos o llegaremos a ser, tiene tantas caras como colores un cristal por el que pasa la luz. Nosotros no pretendemos cambiar el mundo ni a nosotros mismos. Somos, y eso es lo que importa. Y somos así: yo sumisa, el Amo. Yo perra, el Dueño. Yo suya, el Mío.
Y así es como avanzamos por dondequiera que la vida nos haga caminar. Siendonos intensamente y sintiendolo todo como si nos quedara un sólo sorbo de vida por beber.
Creemos en el placer. Creemos que a la vida no se viene a sufrir, aunque de hecho, algunas veces, sea sufrir lo que nos toque -ya sea dicho de paso, más a mí que tí, Sir. Pero nuestro sufrimiento sólo está configurado como forma de darnos más placer aún. Descubriendo límites que hoy no conocemos en nuestra relación.
Somos felices juntos. Nos hacemos felices día tras día. Nada está escrito, nada es seguro. Apostamos por la lucha permantente por la vida, por la sonrisa y por la verdad de nuestra naturaleza.

Breves espacios en los que estás

Este "breve" espacio al que comenzamos a dar forma hoy, es todo un Universo para nosotros. Al menos, y disculpa Sir mi atrevimiento, lo es para mí.
Todo lo que nos rodea, todo lo que somos o llegaremos a ser, tiene tantas caras como colores un cristal por el que pasa la luz. Nosotros no pretendemos cambiar el mundo ni a nosotros mismos. Somos, y eso es lo que importa. Y somos así: yo sumisa, el Amo. Yo perra, el Dueño. Yo suya, el Mío.
Y así es como avanzamos por dondequiera que la vida nos haga caminar. Siendonos intensamente y sintiendolo todo como si nos quedara un sólo sorbo de vida por beber.
Creemos en el placer. Creemos que a la vida no se viene a sufrir, aunque de hecho, algunas veces, sea sufrir lo que nos toque -ya sea dicho de paso, más a mí que tí, Sir. Pero nuestro sufrimiento sólo está configurado como forma de darnos más placer aún. Descubriendo límites que hoy no conocemos en nuestra relación.
Somos felices juntos. Nos hacemos felices día tras día. Nada está escrito, nada es seguro. Apostamos por la lucha permantente por la vida, por la sonrisa y por la verdad de nuestra naturaleza.