martes, 16 de junio de 2009

Vas a azotarme esta noche también. Como cada noche. Después, como cada noche de esta semana, me follarás en culo, porque para que me des placer, me lo tengo que ganar. Y hoy no me lo he ganado. Tampoco hoy.
Es curioso, porque no tengo ganas. ¿Qué pasa cuando no me siento tu perra en celo? ¿Cuando no soy esa puta desinhibida que se arrodilla para tantear tu polla debajo de los pantalones, suplicando con sus manos aferradas a tus piernas que le permitas comerte los huevos?
¿Qué hago con mis días apagados, con esos momentos en los que siento vacío, pena o sencillamente, desgana?

Pasa que, como tú dices, ser una esclava no es nada fácil. Pasa que yo no marco tu calendario. Pasa que no queriendo, quiero.

Amo, castígame hoy un poco más que ayer. Para que no se me olvide que soy tuya. Márcame con la fusta y hazme dormir caliente, con lágrimas en los ojos y abrazada a tí. Como cada noche. Me estaré muy quieta, como a ti te gusta. Te daré las gracias tras cada golpe de fusta, justo después de morderme los labios ahogando así un gemido doloroso; o un basta; o una queja. Y después, oblígame a abrirme bien el culo para dejarle paso a tu polla. Clávamela bien fuerte, y muevete arrastrándome sobre las sábanas con tu fuerza. Córrete dentro de mí y después aplástame con tu cuerpo vencido sobre el mío. Y así, susúrrame que soy sólamente una zorra a la que encular.

Señor, soy una puta, una perra que no existe más que para respirar tu aliento. Para sentirte, para obedecerte. Polvo y agua entre tus manos. Como debe ser.

0 comentarios: